Daniel Ontiveros/Portal Zapotlanejo/7 de marzo de 2021
La cirugía se hará cuando sea una urgencia. El día llegó, pero ¿cómo es que el sistema de salud pública trabaja solo cuando las cosas están peores?
En la tarde, acudimos a la Cruz Roja en Zapotlanejo, y con el antecedente nos dijeron tienen que ir a un hospital del IMSS de tercer nivel, porque es algo delicado. Acudimos con otro doctor, y nos dijo tengan este medicamento, pero si no hay mejoría, tienen que ir al hospital.
A las 11 de la noche, por fin la paciente se convenció y se animó de ir de nuevo al hospital. Llegamos a Urgencias del IMSS a Tepatitlán, y pronto la recibieron, porque el mareo, las náuseas que se convirtieron en vómito, y la fiebre estaban presentes.
Estudios y más estudios iban a confirmar el diagnóstico, pero ya sospechábamos cuál era, porque desde la primera cita lo dijeron, pero no se podía hacer más hasta que fuera un urgencia.
A las 5 de la mañana nos dijeron, hay que operar la vesícula y el bazo, y se va a quedar internada por lo menos 8 días, mientras se estabiliza, mientras se programa y mientras consiguen donadores.
¿Cómo llegamos a esto?, se los voy a contar.
Antes de lo que les platiqué hace unos párrafos, ya habíamos acudido a un hematólogo, dos internistas, un cirujano, 6 médicos familiares, y desde un inicio fue el mismo diagnóstico: el problema es la vesícula y hay que extirparla. Y solo había dos opciones, hacerlo por medio de hospital particular que es carísimos y no tenemos los recursos, y la otra opción por parte del Seguro Social, pero la sentencia fue la misma para la mayoría, por el Covid, solo se están atendiendo las urgencias.
Ahí saltó la primera pregunta: ¿por qué si el diagnóstico es una cirugía, se tiene que realizar hasta que sea una urgencias?, si ya cuando es tan grave el asunto, es más riesgoso para el paciente, para los doctores, y es un gasto mayor para el hospital. Y aún no entiendo porqué la prioridad es el Covid, y todo lo demás se está dejando un lado, hasta que está en riesgo la vida de una persona. Ya ha pasado un año de la emergencia del coronavirus, y cuántos casos como el nuestro hay así.
Todo esto lo detonó una enfermedad nueva, pero no quiere decir que haya sido la causante. A raíz de Covid-19, resultó un problema en baja de plaquetas, que hasta el momento no se ha podido resolver, y desde los primeros estudios salían anomalías en la vesícula, el hígado, y por su puesto la sangre.
El cirujano dijo que no podía operar porque las plaquetas eran bajas; el hematólogo dijo que no podía hacer mucho para equilibrar los niveles de la sangre; los internistas dijeron que era necesaria la cirugía, pero era un hecho que no se iba a realizar hasta que no fuera una urgencia. Y todos estos especialistas no atendieron por cita programada, fue por hostigar y buscar contactos para que pudieran verla.
Durante 8 meses, ha sido una visita constante a la Cruz Roja, a la Cruz Verde, al IMSS, estudios y más estudios que no han tenido mayores variaciones. Entonces, solo quedaba esperar a la mejoría o a la gravedad, y era más posible lo segundo.
Ahora, entramos al sistema de la mayoría de las personas que tienen un paciente internado en estas circunstancias. Primero, el internamiento. Algún familiar debe estar presente las 24 horas para cualquier situación que se ofrezca, y por lo menos serán 8 días de estar dentro del hospital. Ahora entre todos tenemos que hacer un rol para estar presentes, y eso implica un gasto adicional.
Lo segundo, necesitamos encontrar donadores de sangre, porque un requisito fundamental en el hospital, es que haya sangre para poder realizar la cirugía, porque no existe una cultura de donación de sangre, esta es escasa y un paciente puede necesitar varias unidades.
El sistema de salud, a pesar de lo que nos presumen, ha cambiado absolutamente nada, promesas van y promesas vienen, y el pobre Seguro Social está colapsado, y aunque no lo admitan, la realidad es que el Covid lo vino a colapsar aún más. No es culpa del guardia de la entrada, de la de Trabajo Social, los médicos de guardia, las enfermeras, porque ninguno se da abasto. El problema es de los altos mandos, de los políticos, que no tienen la voluntad de mejorar esto.
Estamos acostumbrados al mal servicio que presta el sector salud público, pero la mayoría solo ha llegado hasta con el médico familiar y con la falta de medicamento. Pero existen personas que les postergan citas, cirugías, estudios, y la única forma de que se los realicen es entrando por Urgencias, cuando puede ser una situación irreversible.
¿Vamos bien? claro que no, pero la voz no se levanta para exigir un trato digno en el tema de salud. Ahora nos tocó a nosotros, pero al menos podemos plasmarlos en estos textos, pero estoy seguro que es una realidad para muchas familias.
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