Por Daniel Ontiveros
El fin de semana, visité tres centros comerciales en Guadalajara. Uno en Tonalá, otro en Tlaquepaque, y otro en Guadalajara con la intención de comprar los regalos de esta Navidad.
Sentado en local de comida en una plaza, ya sin hambre después de que un comentario en la página El Portal me la quitará, pensé dos cosas, la primera que ese sujeto lo único que buscaba era hacerse publicidad a la nueva usanza haciendo un escándalo por redes sociales, y la segunda, qué hacía en una plaza atascada de gente, donde tarde una hora en llegar y encontrar estacionamiento, y hay filas de hasta 20 o 30 personas para pagar en las tiendas.
Y como cada Navidad lo que más común se regala es ropa, pienso que cada que he comprado algún pantalón en Zapotlanejo siempre me ha salido chueco de las costuras, ya sea un pantalón de 100 o 400 pesos, porque ilusamente creí alguna vez que comprando un pantalón caro, iba a estar bien hecho el corte.
Muchos se van a indignar por decir estas palabras, pero al menos para mí, el comprar de nuevo pantalones de vestir o casuales en Zapotlanejo, ha quedado a atrás.
Con ese argumento, allí estando haciendo fila en dos tiendas con un pantalón y una camisa. El pantalón, claro de más de 300 pesos porque más barato no lo encuentro, pero se -y es lo primero que reviso- que se vea derecho para poder plancharlo.
Ya cerrada la cuenta, fueron más de 2 mil pesos que se fueron en los gastos de Navidad en ropa este 2019. Y viene la pregunta, por qué no compré en Zapotlanejo, y está es mi respuesta.
La primera, el estacionamiento. Encontrar un estacionamiento decente y con cupo pareciera una misión imposible, porque también han sido varias veces que he dejado el carro en la calle o estacionamiento y lo encuentro golpeado. Para mí mala suerte.
La segunda, opciones. Uno cuando va a Zaptlanejo, cree ilusamente que va a encontrar ropa más barata para hombres, y no es así. La ropa para hombre la encontrado más cara en Zapotlanejo, incluso que en los centros comerciales de Guadalajara.
La tercera, la calidad. Y no me refiero solamente a la calidad de la prenda. Si uno va a Coppel, Liverpool, Suburbia, H&M o C&A, con el simple hecho de ver la marca ya sabe uno el rango de precios y la calidad de las prendas, y en Zapotlanejo no, es un volado los precios y la calidad que uno no sabe lo que se va a encontrar en cada tienda. Y si uno busca pantalón, blusas, niño o niña, interiores, blancos, significa un peregrinar para dar con el clavo, porque aún no existe un directorio de la zona comercial.
También en este punto entra la calidad en el servicio. Al menos a mi gusto, voy a las tiendas sin tener una sombra que me diga qué me gusta, que me esté vigilando que no me vaya a robar algo, que al final me decida a pedir ayuda, y las tallas no las tenga, o que me quiera cobrar comisión por pagar con tarjeta, y me diga que no tiene devoluciones.
Tal vez solo sea yo, pero durante estos 10 años que hemos estado presentes, de manera constante les dijimos a los comerciantes, cambien y adapten su forma de vender, porque va a llegar un momento en que será demasiado tarde y no va haber forma de que se recuperen. Y es fecha que todavía no entienden.
Y es que no son todos, pero ese tanto que se quiere pasar de listo vendiendo cosas mal hechas, creyendo que siempre va a tener un desesperado para comprarle, algún día le dejarán de comprar.
Y es que no son todos, pero ese tanto que se quiere pasar de listo vendiendo cosas mal hechas, creyendo que siempre va a tener un desesperado para comprarle, algún día le dejarán de comprar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario